La localidad cacereña de Garrovillas atesora innumerables joyas arquitectónicas, como su plaza porticada, su corral de comedias, su barrio judío, la iglesia parroquial de San Pedro, el puente de Alconétar o la torre de Floripes.
Su plaza es Monumento Histórico Nacional, flanqueada por casas de dos plantas de estilo gótico con influencias mudéjar, en su zona sur podemos encontrar sus patios de comedias, tiene cinco entradas y data del siglo XVI.
En el siglo XIII convivian tres culturas en Garrovillas, los cristianos, los árabes y los judíos, estos últimos fueron una comunidad numerosa y activa que dejó huella de su presencia en callejas como la de juderías, la del Rey, la calle Nueva o la plaza Vieja.
La iglesia de San Pedro, de estilo gótico, con los frontales del altar en azulejería, cuenta con un retablo del siglo XVI y son muy llamativos los escudos de símbolos esotéricos en sus muros.
Una de las mayores masas de agua dulce de Europa, el pantano de Alcántara, inundó lo que fue en su día la fortificación templaria de Alconétar, hoy queda la torre de Florines del siglo XV y el recuerdo del puente romano, construido en el siglo II en tiempos del emperador Trajano.