La antigua Gades, conquistada por fenicios, griegos y romanos antes de que árabes y cristianos lucharan por su codiciado enclave geográfico, era la puerta de entrada a la bahía. Cádiz está salpicada de torreones construidos a lo largo del siglo XVIII por comerciantes que subían hasta sus azoteas para divisar la llegada de sus barcos.
En la playa de La Caleta atracaron los primeros barcos fenicios, los navios griegos y las embarcaciones romanas, con 450 metos de longitud, está flanqueada por dos castillos, el de San Sebastián y el de Santa Catalina, situados en extremos contrarios, este último fue levantado en 1598 y es de planta pentagonal.
Una de las principales plazas de la ciudad es la Plaza de San Antonio, presidida por una iglesia de aires barrocos y rodeada por edificios coloniales. La esencia más bulliciosa y popular de Cádiz la encontraremos en la Plaza de las Flores, rodeada por puestos de flores y viejas tabernas, y donde se encuentra el mercado de abastos, muy animado a primeras horas de las mañana.
La similitud de su catedral (arriba) con la catedral de La Habana (debajo) es evidente. La mezcla de estilos renacentista, barroco tardío, rococó y neoclásico se deben a su lenta construcción. Se inició a principios del siglo XVIII y durante 116 años, numerosos artistas y arquitectos dejaron su huella en naves y capillas, como la mayor, con una abundante iconografía religiosa.
Pero sin duda, su mayor tesoro es el Museo de Cádiz, donde se exhibe la memoria de 3.000 años de historia, entre sus piezas mas importantes destacan dos sarcófagos fenicios que representan a un hombre y una mujer, que datan de los siglos V y VI a. C.
En sus salas dedicadas al imperio romano encontraremos piezas recogidas por toda la bahía, donde destacan las esculturas togadas. Próximo a la catedral tambien podemos visitar el antiguo teatro romano, desenterrado con muchas dificultades, ya que servía de apoyo a multitud de edificios.